Quién nos iba a decir que un día como hoy, hace 14 años GameFreak ponía a la venta en Europa uno de los juegos que, para muchos jugadores nacidos en la década de los 90 (entre los que me incluyo), ha marcado nuestra infancia: Pokemon amarillo.
Mucho se puede decir de este maravilloso juego, como que es uno, sino el que más, de los juegos más complicados de la saga Pokemon, que es el único juego en el que no hay elección de iniciales, o el hecho de que solo podías llevar 20 objetos en la bolsa.
El Pokemon inicial de nuestro personaje (yo siempre le llamo Rojo) debía ser, en un principio, un Evee. Pero, por razones que no voy a desvelar, acabas obteniendo un Pikachu. Teniendo en cuenta esto, se entiende por que el juego es tan complicado. También hay que tener en cuenta que, en la primera generación, no existía el objeto Repartir Exp., lo que incrementa potencialmente la dificultad de conseguir un equipo equilibrado para la Liga Pokemon.

Una de las cosas de las que más me llama la atención de este juego, es que fue el primero en introducir lo que después se llamaría "amistad", que en los juegos más actuales es una de las diferentes formas de evolución existentes. Podríamos decir, por tanto, que es el precursor de esta modalidad de evolución en forma beta. Teníamos que hacer que Pikachu se sintiera feliz a nuestro lado, pero no había evolución de ningún Pokemon gracias a la "amistad".
La historia no cambia mucho respecto a las versiones Rojo y Azul. El único cambio respecto a las anteriores ediciones, es que además de enfrentarte a Giovanni (Jefe del Team Rocket), también te enfrentas a los ya conocidos Jessy y James. Es por tanto, el juego más parecido al anime.
También tienes la opción, a lo largo del juego, a conseguir los tres iniciales de la 1ª generación, Squirtle, Charmander y Bulbasaur, por lo que la difícil elección inicial no existe.

Y poco más. Solo que hoy en día, este juego solo puede jugarse con un emulador de GameBoy Color, ya que ya no se vende en formato físico. Si tenéis la oportunidad de jugarlo es un juego que realmente vale la pena.
Por todo ello FELICIDADES Pokemon Amarillo y gracias por esas tardes de diversión que nos diste en nuestra más tierna infancia.